Desarmar el texto, un encuentro con Juan Calzadilla, por Néstor Mendoza

Desarmar el texto, un encuentro con Juan Calzadilla

Néstor Mendoza

Conocí personalmente a Juan Calzadilla en 2004, en una exposición artística que se desarrollaba en el Parque Recreacional Sur, en Valencia. Yo tenía 19 años. Él estaba acompañado de algunos amigos valencianos. Yo iba solo, con una grabadora negra, un par de libros y una gran alforja de expectativas que no podía ocultar. Del Parque nos trasladamos a la urbanización El Trigal, a casa de una de sus acompañantes. Esa misma noche, Calzadilla me obsequió un ejemplar de Diario sin sujeto, con anotaciones personales, tachaduras y borrones (gran regalo para un lector incipiente). Así que asomé mi grabadora prestada y lo entrevisté por casi cuarenta minutos. Fueron preguntas hiladas con intermitencia, motivadas por lecturas previas y el infaltable recorrido del azar. La comodidad de los muebles y la calidez del entorno disiparon el nerviosismo anterior. Una Coca-Cola servida por la anfitriona refrescó el instante. Recuerdo vivamente la receptividad de todos: la afectuosa despedida dejó una resonancia que todavía permanece.

Después de esa jornada, regresé a la Universidad de Carabobo para tomar el transporte de las 8:00 p.m. En casa reproduje la grabación. Contrastaba su dicción serena y el timbre irregular de mi voz. En mis archivos permanece la entrevista, parcialmente transcrita y aún inédita. Una travesura de mi pequeña sobrina (ahora ella tiene 15 años), que en ese tiempo contaba con 4 añitos, deterioró el casete. Por fortuna, ya había logrado pasar en limpio la mitad de la entrevista. La otra parte, irreparablemente, se perdió. En ella sorprende la exactitud oral de los argumentos, como si se tratase de un discurso limpiamente escrito y corregido. Copio un fragmento de su respuesta a la pregunta cinco: «…Hay un grupo de autores que no está conforme con lo que hace. Está siempre sometiendo a duda lo que no puede ser afirmado como sentado, sacralizado en la escritura. Se ve mucho en mi caso el interés en desarmar el texto, al mismo tiempo en que se está escribiendo. También de verlo como un proceso que va dando origen al poema en cuanto el proceso mismo se cumple a través de la operación del lenguaje. Entonces eso hace que el producto, el resultado, sea como muy reflexivo o que generándose ponga en duda o sacrifique el resultado al proceso».

#Los90deCalzadilla

De izquierda a derecha: Néstor Mendoza, Geraudí González, Edmundo Aray, Luis Alberto Angulo y Juan Calzadilla

Juan Calzadilla, ícono en el acontecer cultural, arriba a sus 90 años de edad
Juan en tres tiempos, por Xoralys Alva
Publicado en Juan Calzadilla y su armario de palabras (cumpleaños 90).

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