Mi primer encuentro físico con Juan fue en un taller de poesía, organizado por Monte Ávila en 2012. El maestro nos conversó de múltiples temas y, entre ellos, el automatismo en la escritura. Nos sugirió que escribiéramos algo que nos sugiriera la palabra «Bitácora», luego lo leímos uno por uno y a cada quien le expresaba un comentario.
Recuerdo que el que hizo sobre mi texto fue muy halagador para mí, puesto que dijo reconocer que en ese humilde texto (desde mi perspectiva) había poesía. Eso me llenó el pecho de orgullo y entusiasmo por seguir escribiendo, para atreverme, para mostrarme y expresarme. Un comentario de ese tipo, viniendo de quien viene, fue para mí un gran honor.
Desde ese entonces, nos hemos encontrado en muchas ocasiones y talleres, siempre dispuesto a ayudar y dar su palabra de aliento y estímulo a quienes se inician en este difícil arte de escribir.
Tengo mucho que agradecerle a Juan y en esta oportunidad le deseo un maravilloso cumpleaños.
Mis más sinceras palabras de afecto y admiración.
Aquí un poema que de alguna manera refleja lo expresado anteriormente y su legado en mí.
Hace calor, la noche pasa
la entrepierna mojada
los oídos retumban y la imagen no viene
blanco vacío
solo el lápiz funciona a medias sobre papel arrugado
el tímpano quiere silencio
el cerebro grita fuerte
¿Quién ganará?
Batalla perdida de antemano, ninguno quiere luchar
descanso enigma
sombra nítida del burdel que no existe
poema que se escribe solo
Siempre la soledad instalada
cómoda y reina del lugar
¡Sal de ahí, intrusa!
¿Hasta cuándo jodes?
Confianza y desespero
apuro contra el tiempo que me cae encima
¡Claro!
Recuerdo de Calzadilla que pretende salir ahora
subconsciente que manda
domina y no descansa.
Arturo Sosa Leal
#Los90deCalzadilla
Arturo Sosa Leal y Juan Calzadilla