La poética del retorno al lar (Juan Calzadilla sobre la obra de Luis Alberto Crespo)

Foto: Félix Gerardi, 2019

 

Al proponerme definir la poética de Luis Alberto Crespo llegué a la conclusión de que no puede ubicársela en ninguna de las corrientes activas o de reciente actuación en el mapa de las prácticas poéticas actuales. Ni en el lirismo tradicional, el coloquialismo posmoderno, el hermetismo el abstraccionismo, el conceptualismo, el minimalismo,  el surrealismo, el haiku y otras tantas. Aunque pudiese ser que entraron, en la conformación de su estilo, dosis pequeñas de las tendencias mencionadas, sin que haya que acudir al comodín de llamarle poeta ecléctico, ya en desuso. En este sentido me gustaría apuntar a la descripción de sus principales indagaciones temáticas por el mundo del sentido, que pudieran llevar a la definición de su prolija obra, en cuanto a su estilo.

 

INDAGACIONES TEMÁTICAS PRINCIPALES:

PRIMERO. La naturaleza en sus expresiones asociadas a la vida campestre y a una crónica elaborada por el propio poeta referente a vivencias y hechos que están presentes o han sobrevivido en su memoria para construir la autobiografía que, de libro en libro, sirve de marco a su ágil y copiosa poesía. Incluida en ésta los sueños y la infancia. Entendiendo su obra como una travesía, la crítica suele ubicar su creación poética principalmente en el eje geográfico centro occidental del país, con referencias muy precisas a las topologías de conformación desértica y arenosa que aparecen por todas partes en su obra, con sus puentes, voladeros y desiertos, arenales, dunas  y quebradas, los animales y sus hombres, las tradiciones rurales, costumbres de sequía y valores humanos esenciales y específicos de las regiones más apartadas, desde donde se difunden a través de su vasta obra al resto del país,

como un gran mapa y dicho todo del modo como aparecen los aperos de la silla de montar en el momento en que se toma el sombrero; y cuando el poeta, ese sujeto corriente, está listo para disertar sobre todo lo que se le atraviesa, con tal de que roce su vida. No olvidemos que cuando Crespo escribe en el rol de cronista de la intimidad del paisaje lo hace en primera persona.

De este modo da  la impresión de que actúa como un cronista de indias de sí mismo en plan de apuntador.

 

SEGUNDA INDAGACIÓN. La presencia en su poesía de un yo hablante. pero no el del yo egolátrico y concéntrico de la poesía mayormente focalizada en los sentimientos y la biografía del poeta, en su prosopopeya o deseo de sobresalir y de que se le oiga. Es más bien un YO bajo el ropaje de una crónica de la inocencia del lenguaje. Su poesía podría entenderse entonces como una crítica a la vanidad. Se materializa en un yo distanciado, aludido de lejos, distendido y desatendido del protagonismo de moda.  Un yo listo a disolverse en el aire de la página para fundarse en la memorización de las cosas de las cuales ya no se ocupa el viejo poeta. Un yo  dotado de una autonomía como aquella en que pensaba Pascal el filósofo francés cuando escribe en sus pensamientos: “Imagínate unos órganos del cuerpo que pensaran”. ¿Cómo hacer para que las cosas también piensen, incluidos los horizontes, distancias y dudas, es la pregunta que se hace el poeta cuando propone dotar de habla a las cosas, a las plantas y a los pájaros, en tanto se distancia de ellas para mantener la autonomía de su ego. ¿Qué tal  si los órganos, y a veces también las múltiples dudas decidieran independizarse de la mente y actuar en lugar de ella? El yo en la poesía de Crespo es una parte de ese paisaje al que se le dispensa la misma atención que al cuerpo, al punto de que ambos se hacen uno con el lenguaje.

 

TERCERA INDAGACIÓN. El lar, el lar pero como sentimiento y emoción del reencuentro y la nostalgia de un lugar más que como descripción naturalista por el estilo de la Oda a la agricultura de la Zona Tórrida. El lar como espacio de lo que se fusiona con el ser, en ausencia o presencia de éste, por exceso de temor a que se pierda o se vaya. El lar como reencuentro, como recorrido por el espacio de la piel y como escritura de ésta. Y como posesión de la emotividad que produce su búsqueda en el interior del ser, a manera de memoria pero también como realidad trastocable. En las referencias al lar está contenida la porción autobiográfica del poeta en tanto sujeto hablante, en tanto que cronista de indias del sí mismo. El lar lleva un silabario a cuestas, donde puede verse el revés de todas las cosas, como si el poeta tuviera un espejo en la mano o unas alas prestadas.

 

CUARTA INDAGACIÓN. Impresiones, someras y concisas, de un viaje desde ninguna parte y a todas partes. El viaje de retorno al lar natal no llega a puerto, se queda enredado en lo que lo atrapa, como a Ulises. Sí, un retorno odiséico durante el cual todo el aparato perceptivo del  poeta se pone en marcha con él, a ras de los sentidos para asistir en el poema a toda clase de metamorfosis o transformaciones súbitas embutidas en la sustancia animada de todas las cosas, desde una pequeña rama de árbol al chillido de un pájaro o al salto de la nube en torno a una tuna que ha crecido dentro del motor de un carro abandonado cuyo arreglo ansiosamente el dueño espera para emprender un viaje fijo en un mismo punto infinito.

Nada escapa durante el trayecto de vuelta al lar a todas las perplejidades que se verifican para restituir el origen al caos de donde nacen. La informalidad se desborda por todas partes y pone en jaque a la sobrevivencia de la poesía, corriendo en pos ¿de qué?.

 

Quizás en pos de una anatomía movediza como la que describo

en este poemita, que se le parece y que le dedico:

 

EL MAGO

 

Por condescendencia el agua que baja

es la misma que remonta la corriente

El pez le pierde el respeto a lo seco

La piedra se disuelve en su elemento

Ya no es inmóvil sino movediza

Los árboles entran de cabeza en el lecho

Las mismas aguas del río donde

me baño mil veces pasan y pasan

¿Por qué sucede todo esto ?

No se lo preguntes a Heráclito

Pregúntaselo a Breton.

 

JUAN CALZADILLA

De izquierda a derecha: Gustavo Pereira, Luis Alberto Crespo

y Juan Calzadilla tras conversatorio sobre el poeta homenajeado

de la Feria Internacional del libro de Venezuela 2019 (Filven 2019)

a cargo de Juan Calzadilla y Gustavo Pereira.

Foto: Félix Gerardi.

 

 

 

 

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