ANTOLOGÍA MEMORIOSA
Historia del poema memorioso
LA DUDA ES UN HOMENAJE RENDIDO AL ESPÍRITU
La conciencia del yo no me exime de
experimentarlo. mientras más lo
experimento, más yo es.
La duda es desconfiable en sí misma, pues nadie podría afirmarse positivamente en la duda sin estar condenado a no sacar provecho
de ella. Ya que con la duda no se le
hace un favor a nadie, ni se resuelve ningún problema.
La duda se manifiesta en quien escribe en todo momento y sobre todo antes y después de tomar la pluma.
El intermedio está lleno de falsa felicidad. Y consiste en lo que algunos llaman erróneamente júbilo. pero que no es sino candidez.
La duda es un mensaje en descargo del cual habría que declarar que no produce
al que la padece beneficio material alguno.
EL TROQUELADOR DE NUBES
El precipicio no me intimida, lo llevo cosido al alma como el sonido a su campana. No doy un paso en falso sin que de inmediato el abismo se abra en mi propio cuerpo, en mi mente en mis testículos en mis acciones y sin que deje de rodearme por todas partes y de ponerle sitio a mi alma. El precipicio dispone en mí de un ojo fino como el de la cerbatana que mira directamente
al objetivo sin apartarse un ápice del blanco.
NADIE ES POETA ANTES DE MORIR
Con las palabras
describo sólo la forma en que las describo. Así ocurre con los colores y líneas de la paleta. Usted con estos elementos no crea realidades, sólo evoca sus representaciones, es decir, meras reservas
de los sustitutos de lo real.
Con el poema pasa otro tanto. El poema está condenado a no decir sino lo que sabe de sí.
Su modo de ser consiste en ser
explícito de lo que trae entre manos, no de lo que el poeta asegura haber querido decir. Ni de lo que los críticos se desviven por encontrar en él.
Y es porque todo lo que el poeta dice es reversible y recurrente en un sentido circular. siempre sale de él y vuelve a él. Los sentimientos del poeta también son circulares. retornan siempre al punto de donde partieron
él, él.
LA TENTACIÓN DE SEGUIR Y SEGUIR BUSCANDO
Búsquese en el poema el sentido, no la forma.
El sentido como ebriedad de su impacto, como la percepción inmediata de su espíritu; no como envoltura simbólica de un aparato retórico sino como combinación de shock e intuición: Una concentración explosiva. La comprobación viene luego, tal como cuando constatamos que hemos sobrevivido sólo después de haber
oído la explosión.
SOPESANDO LA BÚSQUEDA DE ESTILO
El modo propio del poema es
ser explícito de sí primero que
de la realidad.
En la naturaleza de todo lo que yo escribo no hay el
menor asomo de estilo. Nunca lo hubo, además.
Confieso que nunca me ha preocupado tener estilo.
Incluso, no sé de qué se trata cuando me hablan
de tener estilo. Para mí que lo tengo y consiste
en no tener estilo alguno. En no haberme ocupado
jamás de labrarlo. Y es que soy poco dado a recordar
lo que aún no me ha sucedido. No he sabido hacer
de la memoria un trasto viejo donde ir arrojando
todo lo que me convenía hacer
para no llegar a tener estilo.
LA LIBERTAD
La evasión del pájaro no presupone
la existencia de la jaula
ni la llave se asocia a la cerradura
por el hecho de que la puerta esté cerrada.
Tampoco el pájaro requiere que se mencione la jaula para que piense en su fuga por el hecho
de que está dentro de ella.
basta sólo que esté ausente
y vuele lejos a sus anchas
ocupando el sitio
en el cual para estar presente
necesita sólo haberse escapado.
EL PASO AJENO
Marca el paso —me gritaban en el patio de la escuela— pero el paso que debía yo marcar no era el mío, sino el de la fila. Desde pequeño me enseñaron a no tener paso propio.
De allí en adelante nada estuvo derecho para mí.
Ni siquiera yo mismo. Tanto más consciente
de la fuga del tiempo, cuanta más conciencia llegué yo a tener de que el paso que me enseñaron no era el mío. ahora estamos aquí, formando fila en este patio trasero del mundo, esperando la orden de marchar al matadero, fusil en mano.
PERFORMANCE
El solo hecho de estar en la
vanguardia es
prueba de que el artista se ha
quedado solo.
Argumentos para considerarse artista
no le faltan pues basta con que se lo crea él mismo para tener, según M. Duchamp, derecho a serlo, con razón o sin ella. Y esto sí que tiene peso: traten de convencerlo de que lo que hace
no es arte, y os dirá:
Las condiciones las pongo yo. Yo soy el artista. ¡yo decido! espero que no tenga necesidad de emplear la fuerza. Y en el centro de la sala desenfunda un arma blanca.
EL DESORDEN ÍNTIMAMENTE NECESARIO
Hay en mí un estado de cosas que propicia el desorden: llámese caos, guerra civil, violencia giratoria. Lo cierto es que busco en vano darle un nombre para atribuir su razón de ser a una causa extraña a mi persona.
Ya sé que el impulso inhóspito de este desorden no podría ser explicado por el sentimiento más o menos catastrófico que en su interior pueda encerrar un vocablo cuyo significado corresponda al estado que trato de describir.
Y ante la dificultad de encontrarlo agarro un arma.
LA PIEL DE LAS COSAS
Ser psicológica y físicamente dueño de uno mismo excluye el más allá, y suprime todo problema metafísico. Podría uno eximirse de todas las cosas del mundo, pero de lo que es de uno por nada dejamos de ser propietarios de sí, ésta sea la última forma de posesión. Con su vida y su obra tal vez el poeta no hace otra cosa que ensayar una teoría del universo. una teoría como ésta: el poeta es sólo artista en virtud de su vida interior. Con esta restricción, siempre y cuando él no se crea que este privilegio se lo otorgan los dioses.
NO ES NIEBLA TODO LO QUE OSCURECE
Quiero saber si es niebla lo que me impide dar un nuevo paso para empuñar la orquídea o el cuchillo. quiero saber si es niebla el temblor del tiempo que hociquea el vidrio de mi ventana al asomarme cada mañana por ella. Quiero saber si soy una mala versión de la niebla o los ojos bien abiertos que la mantienen a raya para no confundir, quitándome el aliento, vida y muerte.
VAIVÉN
Si he sido memorioso alguna vez, ya no lo recuerdo.
Si alguna vez he hablado, no hará falta perdonar al silencio por haber exonerado a la palabra de la calamidad de explicarme.
¿Y si me he explicado cómo es que luego olvidé el código? Si he sido parco, ¿cómo es que no paro de hablar? Si en la máscara me refugio, ¿cómo es que no me escuda de tanta realidad alzada en armas? Y en cuanto a la elocuencia, ah la elocuencia, pobre sierva necesitada de silla de ruedas.
LA MISIÓN
El poeta llega a cumplir una misión solo cuando comprende
que valía lo mismo no tener misión alguna, pues en verdad
nunca la tuvo y vean: la cumplió de todos modos ¡pero
a qué precio! Su utilidad no pasó de las palabras, las mismas
que mejor nos garantizan que no hay razón alguna para dejar
de creer que el universo que no goza de nuestra
autorización para sobrevivirnos.
LA NOCHE DE LA ESCRITURA
En la noche que se escuche el alarido en lo que se escribe
y no el resuello o la respiración del que lo escribe. Escribir
machacando las palabras, dando golpes sobre la costura
de lo escrito. Y que sea el puño y no el lápiz lo que transmita
la pulsión de esa tinta parpadeante desde donde, a la luz
de la lámpara, se ve correr un hilillo de sangre.
ASÍ ESTA SEA BELLA
abundan también los que estiman que la realidad es un
pretexto para exonerar a la poesía de lo que hay de malo
en ella. Y se dedican a considerar que la poesía es un
subproducto inferior a la realidad. Y argumentan:
la poesía es verdad sólo en cuanto a lo que ella dice de sí
misma. No en cuanto a lo que dice de la realidad,
así esta sea bella.
Juan Calzadilla
Textos para un 16 de mayo