Juan Calzadilla, eterno joven
Comienza Juan Calzadilla su resplandor al nacer en Altagracia de Orituco, pero escribe su continuidad en cualquier ciudad moderna del país; es extensa obra escrita: constante, original y creativa en tiempo y espacio, única en el panorama de la poesía venezolana. Desde la segunda mitad del siglo XX hasta los tiempos del cibernético 2020.
Su experiencia en el célebre «Techo de la ballena», considerado por la crítica como la experiencia de vanguardia más iconoclasta y radical de la década de los sesenta, aun resuena y se mantiene a través del tiempo.
Algunos de sus libros y textos como Oh Smog, Diario para una poesía mínima, Diario sin sujeto, Ecólogo de día feriado, Epigramas, Aforemas, La condición urbana, entre otros, nos dan cuenta de un trabajo disciplinado, mantenido, y de un lenguaje que se desdobla en muchos… protagonista y parte de la audiencia; haciéndonos dudar, reír, interpelarnos, respondernos, navegar por bajos fondos y por sobre una tabla de surfing como quien bordea terrenos abruptos, en calma o en tensión y en muchas ocasiones victimas del clima insospechado.
Así Juan también hace ver que la poesía es lo vivido, lo sentido, los golpes, la experiencia que dan los años; su visión particular de la poesía y la existencia; pero más allá del dolor o de la tragedia humana y sus comedias, sabe plasmar su capacidad de desdoblar y preguntarse como un sabio que se burla del destino, como muchos protagonistas de varias películas en una sola, quizá tras todos sus libros también nos deje ese sabor de la duda en nosotros, de cuestionarnos, de ver la vida con otro ritmo.
Esta cualidad y originalidad de su poesía hace que se diferencie de otros poetas. Juan se superpone en escenas de esta existencia cuestionando con su particular irreverencia y sacándonos una sonrisa, al menos eso siento a veces es sus libros.
Palabras más, palabras menos, de lo que ya se ha reconocido y escrito de su obra. Basta decir que ya trasciende países como Argentina, Brasil, Colombia, México y toda Latinoamérica. También hace bastante tiempo se ha ganado un lugar único en el arte venezolano. Sin contar su experiencia en las Artes plásticas con un premio nacional que integra su dilatada faceta de hombre creador.
Tuve la oportunidad de conocerlo por casualidad en una Feria del Libro. Se dictaba un taller para jóvenes poetas y por casualidad me encontré de repente en la sala, con la grata sorpresa de corroborar su humildad, empatía, desprendimiento, observando los aportes de sus conocimientos a los participantes; su buena actitud y cercanía con el otro, su capacidad de observación, su sabio sentido de captar la calidad en los textos de algún participante.
Considero a Juan Calzadilla un maestro, así lo he sentido; un hermoso ser humano, generoso, único, constante en su creación, nadie podría dudarlo, es de admirar su energía que cada vez nos sorprende con un nuevo libro o pintura. Es un joven, un joven rebelde, un amigo, un pana…como se dice en Venezuela.
No hay que dejar de destacar su labor en apoyo a poetas de recientes generaciones y artistas plásticos. Poetas de la capital y del interior del país han compartido sus inquietudes y amistad con Juan Calzadilla y él ha hecho honor a su don de gente, por lo cual estoy agradecida. Agradezco y celebro su vida, celebramos todos su vida y espero que la providencia nos siga dando el privilegio de seguir disfrutando de tenerlo entre nosotros con su compañía inigualable. No es poca cosa… 90 años no es nada…
¡A la salud de Juan Calzadilla! Salud y larga vida.
Gracias por siempre, querido Juan.
Norys Saavedra Sànchez
Lara, Venezuela. Mayo 2020
#Los90deCalzadilla