Historieta en ocho filas
Juan Calzadilla
Dibujos de la jungla en pleamares de tinta. Follaje y olas con indomesticable cadencia. Rayas, ventiscas y relámpagos tropicales que perturban a los excursionistas de la mirada. Rocosos cuerpos del silencio hermanados con meteoritos convertidos en moluscos, enterrados bajo la negra arena. Manchas. Vibración. Aglomeración de amorfos danzarines, cómplices en la desintegración de los abecedarios. Palabras convertidas en bestias recostadas. Estas inventan urbes de libre figuración bajo atezadas estrellas, todas sacudidas por el borrón y la musical salpicadura. La poesía de los múltiples lenguajes. La imagen escrita. La escritura dibujada y su panegírico flujo hacia el jolgorio de la línea. Y esos orientales azares no tardan en caer como la lluvia. Golpes de trazos que corren, juegan, vuelan, se esconden, aparecen con numerosas extremidades, se engullen, se celebran, se agigantan, se empequeñecen, se zamarrean, se funden, se aman, se abandonan, se buscan nuevamente y ceden a la reflexión de sus sombras. Un caligráfico río. Se avecinan morenas gotas: señales del corporal itinerario que deben seguir los dioses de la pictografía para mimetizarse en las fabulaciones del crepúsculo.
Aldo Alcota. Mayo de 2020. Chile.