“Arte y poesía sobrevivieron a lo peor del siglo XX y así seguirá ocurriendo”

“Arte y poesía sobrevivieron a lo peor del siglo XX y así seguirá ocurriendo”

Entrevista a Juan Calzadilla por Edgar Alfonzo Sierra

 

El Nacional – Jueves 14 de Octubre de 2004

Juan Calzadilla representa a Venezuela en la XXVI Bienal Internacional de Sao Paulo.
En las librerías han aparecido dos libros suyos, Voces y demonios de Armando Reverón y Aforemas, mientras que en Brasil se publicó recientemente una antología de sus poemas.
Este autor, que continúa creando desde La Vela de Coro, su actual enclave y retiro, habla hoy con una aclaratoria: “No tengo ni quiero tener la última palabra”.

Se reconoce en Juan Calzadilla a una de las voces tanto más quedas como más elocuentes y respetadas del panorama intelectual, poético y artístico nacional.

Un creador que hace pocos años decidió migrar de la capital a lados menos efervescentes de Venezuela, a puntos donde la mayor inquietud sólo la provee el vaivén del mar. Pero, en contradicción con la mansedumbre –propicia para su producción autoral–, en La Vela de Coro ha conseguido agitación: fue escogido como representante del país –con dibujos y poemas– en la XXVI Bienal Internacional de Sao Paulo; en esa misma ciudad brasileña fue publicada una antología de sus poemas; y recientemente fueron editados en Venezuela sus libros Voces y demonios de Armando Reverón y Aforemas, que respectivamente expresan sus facetas de ensayista de temas artísticos y de poeta.

¿Por qué decidió aislarse y qué lo ocupa, creativamente, hoy?
–Creo que ya hice una obra amplia y extensa en el campo de la crónica sobre arte, muy útil, según algunos investigadores, por la información que contiene.

Ahora reflexiono sobre ella, me ocupo de revisarla, donde se pueda, para corregir datos y errores, con la idea de compilar los ensayos monográficos que considero fundamentales, por el estilo del que consagré a Federico Brandt. Y también reviso una centena de artículos, seleccionados de diarios, revistas y catálogos para un libro, por eso me he mantenido un tanto aislado.

“Monte Ávila –continúa Calzadilla– acaba de publicar un volumen ampliado de Voces y demonios de Armando Reverón, que es el único acercamiento biográfico con que contamos a propósito de nuestro gran pintor. Eso dirá que falta mucho por hacer en materia de estudios sobre Reverón y otros artistas, y mi deseo con esta biografía anecdótica es proponer un modelo de investigación basado en lo testimonial. Que pueda ayudar a que la crítica de arte no resulte tan interpretativa y fragmentaria como la que prospera en los medios académicos. Por otra parte, no he dejado nunca de ocuparme de la poesía, y para ocuparme de todo esto me viene bien cierto aislamiento. Por eso vivo a cierta distancia de la vorágine citadina. Tengo contacto diario con un muelle, el mar y la gente sencilla que vive en estos parajes del noroeste de la costa venezolana”.

¿Lo acompaña algo de su experiencia en El Techo de la Ballena? ¿Hay algo trasladable desde ese movimiento hasta la Venezuela contemporánea?
–¿Algo trasladable? En todo caso, lo que pervive en mí son los principios de aquellas ideas.

Recuerde que a finales de los años 70 algunos intelectuales abandonaron su posición de izquierda y esto se profundizó en la década de los 80. El asunto es algo más complejo de lo que aparenta y Venezuela no fue un caso aislado, pues lo mismo ocurrió en otros lugares del mundo. Aquí muchos intelectuales de la derecha de hoy, fueron revolucionarios en los 60. Rimbaud hizo una predicción a ese propósito cuando participó en La Comuna de París: “Incendiarios de hoy,/ Bomberos de mañana”. O también, como yo lo vería: “Tirapiedras de ayer, apagafuegos de hoy, magistrados de mañana”.

“Creo que El Techo de la Ballena segregó cierto espíritu surrealista que, aunque algunos lo nieguen, benefició a muchos poetas de hoy. Los irreverentes le rinden pleitesía a ese espíritu y hay razones para creer en ellos. No obstante, en el mundo, y en lo que a ideología se refiere, después de la caída del muro de Berlín la izquierda crítica ha comenzado a revisar lentamente los enormes desaciertos cometidos. De manera que hoy conviven muchos matices y muchas maneras de ser en la izquierda. Lo que es evidente es que los intelectuales más brillantes han insistido en cuestionar las prácticas liderizadas por la derecha. Ese es el caso de Antonio Tabucchi, José Saramago o Eifriede Jelinek, quien acaba de recibir el premio Nóbel de Literatura justamente por su persistente crítica a la derechización de Austria, el país donde nació, pero con cuya sociedad no se identifica, según sus propias palabras. Por lo que a mí respecta, opino que tales prácticas han contribuido a que el mundo sea como es hoy día. Un lugar inseguro y terriblemente injusto”.

Se dice que la crisis actual es espiritual y material, local y universal, y está presente en todos los estamentos de la sociedad y la cultura. Se dice que vivimos un marasmo de orden histórico. Desde su experiencia como ser humano, artista e investigador, ¿cómo sobrevivir éticamente en esta circunstancia?
–Yo recuerdo que hace 40 años también se decía que estábamos en una crisis. Hubo en 1956 un grupo que se llamó Apocalipsis. Se decía también que, además de Dios, la pintura y el libro estaban en coma.

Y aún esperamos por su muerte. “Yo nací un día en que dios estaba enfermo”, dice Vallejo en alguna parte. Otros pronosticaron el fin de la historia, y yo no creo que eso haya ocurrido. Puede ser que lo imprevisible se haya interpretado como una forma de crisis generalizada, de forma tal que se ha llegado a decir que ‘si nada es previsible, todo está permitido’ .

“Yo que he pasado por tantas anunciadas crisis del siglo XX, sé que éstas son condescendientes con el arte y la poesía, pues, pese a que hemos pasado por lo peor de esas crisis, hemos sobrevivido.

Y así seguirá ocurriendo.

Tengo motivos para creer que también habrá diversas respuestas a la configuración actual del mundo. De hecho, ya se puede ver que lo que ocurra en China y Rusia en los próximos años, modificará el sistema mundial.

No soy profeta para predecir cómo será. Pero observo gestos interesantes, variados y complejos también en África, en la Europa excluida, en América Latina. No tengo una receta para responder a cómo sobrevivir éticamente a esta circunstancia de crisis que, como ya dije, no es exclusiva de nuestra época. Vivo entre pugnas y acuerdos con mis cavilaciones personales, en un incesante movimiento interior, pensando, a la vez, que no tengo ni quiero tener la última palabra”.

 

Dibujo, proceso poético

En las obras de Calzadilla presentes en la Bienal de Sao Paulo se hace énfasis en las relaciones entre el dibujo y la poesía de este artista. Él explica: “Pienso que es algo que se da en el proceso mismo de la escritura y está asociado con lo que se ha dado en llamar caligrafía. Más que ‘entramado con la poesía’, el dibujo que hago es un proceso poético en sí mismo, un proceso equivalente al que proporciona el placer de escribir o el gusto de la poesía. De manera que no puede verse una cosa como consecuencia de la otra. Es decir, el hecho de que estés facultado para la expresividad poética no te vuelve dibujante, o viceversa. En mi caso, he precisado esto en un texto que aparece en Corpolario y que explica esa relación: ‘He tratado de lograr que el poema conjugue en sí mismo una forma visual, válida como manifestación de una simbiosis de signo y palabra y no como expresión de un mero acercamiento, recíprocamente ilustrativo de dos lenguajes”.

Entrevista a Juan Calzadilla, por Luis Benítez
Alfredo Campos: “Alexis Mujica confrontaba el absurdo para demostrar su desacuerdo con lo real". Entrevista a Juan Calzadilla
Publicado en Entrevistas y reportajes.

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