Una de las cosas memorables que puede sucederle a un poeta llegado a la última etapa de su vida es que lo inviten a leer sus textos en una antigua ciudad italiana y, para colmo de su felicidad, en un recinto arquitectónico medieval. Ledo Ivo, último maestro de la poesía brasileira, lo logró y fue invitado a leer su obra en la en la mitológica Florencia, poco antes de morir en 2015. Al suscrito se le presentó una ocasión parecida y en junio de 2016 estuvo en Génova, invitado por el 22° Festival de Poesía de dicha ciudad. Aunque no sólo para leer textos de su obra, sino también para asistir a la puesta en escena musical de tres poemas de su autoría según la partitura hecha por el insigne compositor venezolano Luis Ernesto Gómez, quien en su calidad de músico y poeta, asistió al festival de Génova para intervenir en la gesta.
El hecho no deja de tener gran relevancia, independientemente de que halague la vanidad del creador. La poesía no está lejos de la música, pero pocas veces ambas disciplinas se juntan de forma que se complementan, al punto de que al aliarse, pongan en evidencia el origen común que tuvieron en la Edad Media cuando la poesía vagaba por la campiña provenzal en el Centro de los juglares.
La música está adherida al poema como piel al cuerpo. No hay manera de separarlos. Tal fue que el compositor se propuso con la propuesta de Génova:
Hacer del poema un medio transgresor de su propia lógica no deja de tener un viso experimental ante un público habituado a ver la poesía mansamente reducida a meras lecturas orales, por lo general aburridas.
De manera que el espectáculo montado por el músico con los instrumentistas y una cantante de exquisita voz bajo la bóveda del Palacio Ducal de Génova, no dejó de causar asombro y sorpresa del público frente a lo que podrá ser, y fue, una propuesta estimulante y provechosa para quienes se afanan en explorar el poder transmutante del verbo.
Que éste se transforme en sonido, bajo el calor de la oralidad, no quiere decir que renuncie a respetar el sentido del poema sonorizándolo, como aconteció en Génova con la cantata “Asuntos del trópico”, que le habló a la patria de la ópera del talento de la figura del compositor venezolano.
La fusión de música y poesía, tal como se apreció en este experimento, puede ayudar a comprender cómo se relacionan entre sí estas dos disciplinas en apariencia tan distintas una de la otra y cómo se integran en el punto en que la música se convierte en un formato óptimo para divulgar y entender el poema sin disminuir su sentido y lo que gramaticalmente se quiso decir con él, para lo cual el compositor echó mano a un recurso pertinente como fue proyectar el texto traducido al italiano, por la narradora y traductora venezolana Mayela Barragán Zambrano, sobre una pantalla electrónica al tiempo que se oía decirlo en la voz lírica de la cantante.
Resumen
- La poesía es un medio transmisor de lo que se quiere decir en ella, y por lo tanto, susceptible de alianzas con otras disciplinas para lograr un fin comunicativo.
- La música en sí no es diferente de la música del poema en cuanto a que música y poesía tienen un origen común en la trova provenzal.
- La propuesta fue exitosa y bien recibida por el público del Festival Internacional de Génova. Es importante reconocerles que, tras lineamientos de su dirección, por parte del poeta Claudio Pozzani, evaluaron y aceptaron la propuesta musical hecha desde Venezuela, donde la poesía dialoga con la semántica del canto lírico y colocando al servicio de la idea tres de sus mejores músicos.
- La propuesta de Génova es válida como formato para ser empleado en futuros festivales como medio para impulsar la integración de lenguajes.
- El recurso de proyectar el texto sobre una pantalla al tiempo que se escucha cantado es importante y cuenta para impulsar el impacto del resultado.
Asuntos del trópico
El sol
no hace ruido pero
cómo quema. Esa es su manera
de dorarnos la píldora
para recordarnos con saña
que le debemos la vida.
Esa es su manera
de pasarnos la cuenta
y de decirnos que son
nuestros cuerpos el papel
donde más goza escribiendo su recibo.
El sol
si no es porque enceguece
cuando lo miramos de frente
de abajo hacia arriba
no sería de verdad.
Esa es su manera
de decirnos que los dioses
no les gusta dejarse ver.
Vela de armas / El árbol editores, Táchira, 2007