Trozos de un diario descosido. Selección y nota: Beira Lisboa

El 28 de julio de 2017, durante la Feria del Libro de Caracas, se bautizó el más reciente libro de Juan Calzadilla, editado por la Fundación para la Cultura y las Artes “Fundarte”, cuya nota de contraportada nos brinda un panorama de lo que ofrece.

“En estos trozos descosidos, Juan Calzadilla se nos presenta principalmente como un lector que reflexiona y dialoga con lo interno, el binomio naturaleza-urbe, y las páginas, formando fila en el patio trasero del mundo.

Anotaciones que el autor ha conservado inéditamente en papeles sueltos, libretas y cuadernos, o que ha ido redactando de por vida en forma de diarios, dibujos, y textos breves ya publicados en revistas y periódicos, o en libros de poca circulación, o que no circularon. Hasta conformar con todos ellos un gran vitral que deja ver las ventanas paralelas de la ciudad, la otredad como refugio y escape, entre las noticias indolentes que nos conforman. Máximas que nos invitan a conectar la mente con una rosa en un intento por deponer las armas del pensamiento.

Una suerte de diario secreto, irrelevante desde el punto de vista autobiográfico, pero singularmente expresivo y original en el campo del lenguaje o, si se quiere, de la poesía. Uno de los libros, en su tipo, más singulares de la literatura venezolana y continental de hoy”.

Cómo dejar de vernos
sin tener que morir

Puede ser que yo esté viendo por última vez a
esta persona que justamente pasa a mi lado
en la calle. De hecho, lo que entiendo de
este cruzarse es que podría suceder que a esa
persona no la viera yo nunca más y que con
la acción de verla ahora estaría despidiéndome
de ella para siempre. Pero esa misma persona
también puede estar pensando que me está viendo
por última vez y que con su acción de verme ahora
estaría despidiéndome para siempre.

Tal como en mí mismo
lo cotidiano me cambia

¿Quién que me conoce sabe de mí como si yo
fuera otro? ¿Quién que me conoce sabe si yo soy
realmente lo que él piensa que soy? Soy poco comprobable.
A menos que para demostrarme busque yo una cuerda y alguien
no venga a decirme entonces:
-Creo más en un portero que se ahorca que en un poeta vivo.
Que diga si iba por buen camino o si me perdí.
Que me busque debajo de una alfombra, por si acaso.
O en una alcantarilla.

Era a su manera un rey

Reverón siempre estuvo agradecido del sol.
El  sol siempre le cumplía. No se quejaba
porque, oculto entre las nubes, una mañana
el sol no saliera Cuando la luz del astro rey
faltaba, Reverón ponía la suya.

Devorado por el afuera

El estar sentado me da pertenencia de mí.
La silla es mi territorio, mi Elba, el imperio
perdido, mis propiedades, mi estilo de vida.
Si me moviera, si me levantara todo esto
que soy yo mismo dejaría de pertenecerme,
se vendría abajo,
y yo también, devorado por el afuera.

Octubre, 2017.

El poema, objeto de participación - María Valentina Arroyo
Rasgos distintivos - Marcos Rodríguez del Camino
Publicado en Ante la crítica.

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