Debemos a Juan Calzadilla mucho más que una labor crítica y evaluativa. Ha sido un verdadero investigador para la historia de las Artes Plásticas en Venezuela y fecundo autor de ensayos lúcidos y penetrantes sobre personalidades claves, como Monasterios y Brandt, y de trabajos sutiles y analíticos donde se revelan importantes valores hasta ahora muy poco conocidos, como el notable paisajista de Las Casas y esta nueva y curiosa personalidad descubierta por Calzadilla en Maracaibo, el pintor Julio Arraga. La publicación del libro y la exposición sobre este último artista coinciden, constituyéndose para muchos [en] la primera y veraz noticia de una nueva figura de la plástica venezolana. Son dos vías para buscar en este talento perdido en el dédalo y la crónica de la historia, cuáles eran las perspectivas creadoras para los pintores obligados a cabalgar entre dos siglos, en ese momento crítico donde moría una vetusta academia y se abrían caminos deslumbrantes y, desde luego, desconcertantes por el ilimitado panorama de posibilidades que se despejaba.
La exposición es interesante; la monografía seria, completa, un buen ejemplo de iniciativa de divulgación cultural cumplido por una institución de ahorro, con la finalidad de servir a establecer las bases de nuestro surgimiento cultural.
(Roberto Guevara, “Juan Calzadilla”, en El Nacional, Columna “Crítica. Artes Plásticas”, Caracas, Diciembre, 1972.)
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